lunes, 16 de febrero de 2015

Neoliberalismo 

El inicio del liberalismo económico está en su lucha contra el sistema económico político absolutista. También tuvieron que luchar contra las teorías mercantilistas que defendían regulación de la economía por el Estado; la libertad económica tiene su base en el conocimiento de la realidad que sólo los empresarios y comerciantes tienen.

Se considera a Adam Smith, con su obra La riqueza de las naciones (1776), como el fundador del liberalismo económico y el iniciador del período de los llamados economistas clásicos.

El propósito de Smith, como el de los fisiócratas y los mercantilistas, era descubrir el procedimiento de enriquecer al Estado, como demuestra su título, pero llega al convencimiento de que es condición previa el enriquecimiento de los individuos, y éste es el  punto focal de su obra: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más eficacia que si trabaja para el interés social”, es su axioma de la armonía entre el interés particular y el general.

Adam Smith es el gran defensor de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, confía en que el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad.
Una característica del liberalismo económico es la que indica al Estado que debe «dejar hacer, dejar pasar» es decir no intervenir.

La pregunta según lo que hemos leído anteriormente es: ¿Cómo es que esta libertad económica absoluta puede regular la economía de una Nación? La respuesta encontrada en diversos textos que tratan del tema redundan en que es mediante la ley de la oferta y la demanda que los liberales clásicos consideran una ley natural, como la que regula el ciclo de las estaciones o la ley de la gravedad.

Las leyes del mercado, basadas en el juego de la oferta y la demanda, son la mano invisible que rige el mundo económico y a la larga equilibran la producción y el consumo de los diversos artículos. Toda barrera artificial, incluso entre las naciones, que dificulte las leyes de mercado, debe ser abolida, tal es el caso del incremento del comercio internacional.

Se considera factor imprescindible del desarrollo la acumulación de capital, al que se propone como rector y benefactor de la sociedad. Adam Smith escribe: “La industriosidad de la sociedad sólo puede aumentar en proporción al aumento de su capital”. El pensamiento liberal centra su preocupación en la trilogía: ganancia, ahorro, capital. 

Entrevista a un experto


El pasado lunes 9 de febrero de 2015 tuvo lugar en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) la entrevista a un experto en la materia de economía, me refiero al Doctor Carlos Alberto Ibarra Niño, quien es Doctor y Maestro en Economía por la Universidad de Notre Dame, Maestro en Ciencias Económicas por la universidad Autónoma de México (UNAM) y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 1. Actualmente es profesor de tiempo completo el Departamento de Economía de la UDLAP, así como jefe del mismo.


Cabe resaltar que Ibarra Niño cuenta con un gran acervo de producción de investigación, dividida en diferentes ámbitos, los cuales son: formación de recursos humanos, tesis dirigidas; Congresos Nacionales e Internacionales y artículos de investigación, entre los que destacan: “Capital flows and private invesment in Mexico”, por mencionar alguno.


El desarrollo de la entrevista se muestra en las siguientes líneas:

¿Qué fue lo que más influyó en usted para estudiar economía?

“La verdad es que no tenía una idea tan clara de lo que significaba estudiar economía, no tomé una decisión completamente informada pero si creo recordar que estaba entre estudiar alguna ingeniería y estudiar economía; y al final pensé que me interesaba más estudiar los problemas que enfrentaba un país como México, los problemas sociales, los problemas de falta de desarrollo, y qué tipo de políticas se podían aplicar para atacar ese problema”

¿Considera usted que existen requerimientos para estudiar esta carrera?

"Como todas las carreras yo creo que sí hay ciertos requisitos y sobre todo pienso que para estudiar economía hay un perfil ideal y en la medida en la que un estudiante de economia se acerque a ese perfil ideal es más probable que le vaya bien.
El perfil ideal es una combinación de dos cosas: una es que el estudiante tenga un interés en términos generales en el campo de las ciencias sociales; es decir que le interesen los grandes problemas que enfrenta la sociedad en un momento dado y el otro elemento del perfil ideal es que el estudiante tenga cierto gusto y cierta facilidad con las matemáticas. La economía se distingue por eso: por ser una ciencia social muy cuantitativa y en la Universidad requiere un uso constante de matemáticas."

Al indagar de su trayectoria y de usted, pude percatarme de que ha realizado diversas investigaciones y que tiene varios artículos publicados, ¿qué fue lo que lo motivó a realizar ese tipo de investigaciones?

"Todo tiene que ver con el hecho de que a mediados de los 90´s me fui a Estados Unidos a hacer un doctorado en economía, antes ya había hecho una maestría en la UNAM pero cuando terminó de definirse qué tipo de trayectoria profesional iba a seguir fue cuando hice y concluí con el doctorado. No tengo bien claro por qué hice el doctorado, simplemente quería seguir estudiando, era lo que seguía, pero una vez que lo terminé decidí que iba a seguir una carrera académica, que iba a ser un profesor universitario.
Antes de hacer el doctorado yo trabajaba en el gobierno como economista; al tener el doctorado ya tenía más sentido hacer una carrera académica y también por razones familiares, sobre todo por que me resultaba atractivo hacer una carrera de este tipo, y si estas haciendo una carrera académica, si eres un profesor de tiempo completo, yo siento que lo más natural es que realices investigación; es importante que no simplemente des clases.
Creo que hacer un doctorado en economía tiene sentido si después vas a hacer investigación y no dedicarte exclusivamente a dar clases; así que cuando me incorporé aquí como profesor, continué con el trabajo de investigación que había empezado en el doctorado y si estas haciendo investigación, naturalmente eso lleva a que publiques lo que vas escribiendo."

Ahora que mencionó que trabajó antes en el gobierno, ¿cuál fue el giro que experimentó en el ámbito laboral de trabajar en el gobierno a dar clases?

"A mi no me interesaba quedarme a trabajar en el gobierno, en esa época yo era relativamente joven y no tenía ningún interés en quedarme a trabajar en el sector público, eso lo veía como un paréntesis; lo que yo quería era irme al extranjero a estudiar.
Cuando salí al extranjero cambiaron mis prioridades, mi manera de ver las cosas, así que me resultó más atractivo ya no regresar a la dinámica de trabajar en el sector público y mejor dedicarme al conocimiento."

Si tuviera que realizar un ranking de las economías del mundo ¿cómo posicionaría a la economía mexicana respecto a las demás?

"Creo no es tanto de “cuál es mi juicio subjetivo”, hay indicadores más o menos objetivos que todos los economistas y gobiernos utilizan para hacer un raqueo de los países a nivel mundial, se fijan en el tamaño de su PIB, y de acuerdo con ese indicador que mide simplemente el tamaño de la economía; Mexico es un país importante, varía a lo largo de los años y suele estar en el lugar 15 de la economía mundial, pues es un país grande; pero si usas otro tipo de indicadores, México ya no esta tan arriba. Si se utiliza el producto per cápita, México está a mitad de la tabla, es un país de desarrollo medio."

¿Qué es lo que más le ha apasionado en su trayectoria de la economía?

"Me gusta mucho la investigación, el campo de la macroeconomía, me gusta mucho hacer investigación es ese campo de la economía, me gusta leer sobre lo que esta pasando en la economía mundial y me apasiona estudiar periodos en los que hay episodios de turbulencia y crisis financiera."

¿Cuál es tu verdadera pasión?

En ocasiones nos es difícil descubrir qué es lo que nos apasiona. Desde que somos pequeños, la mayoría decimos infinidad de carreras en las que queremos desarrollarnos, empezamos queriendo ser doctores o bomberos por que salvan vidas; pero la verdadera incógnita que tenemos que resolver es a qué nos vamos a dedicar el resto de nuestra vida. 

Suena un poco fuerte la frase “el resto de nuestra vida”, suena a que nos estamos casando con una profesión o con una carrera y así es; elegir una vocación es una tarea verdaderamente difícil, hoy en día existen tantas carreras que ni siquiera terminamos de indagar a profundidad acerca de una cuando ya tenemos que elegir, a nuestra corta edad (17 o 18 años), qué es lo que queremos para nuestro futuro.

Me hubiera gustado que existiera un “chip” que nos dijera llegada la hora a qué nos teníamos que dedicar, qué era lo que debíamos que estudiar; sin embargo, eso es como estar “destinado” a ser alguien, no tener la libertad de elegir lo que queremos para nuestras vidas; quizá también por eso vivimos en un país en el que se practica la democracia, para ser libres de elegir lo que queremos para nuestro futuro. Podemos ser buenos en algo pero si nos proponemos ser mejores en otras áreas podemos lograrlo; siempre y cuando exista el interés y la motivación para ello, aspecto que demuestra que no necesariamente tenemos que dedicarnos a lo que nos dicen que somos buenos, sino a lo que nos gusta y que sabemos que con esfuerzo seremos los mejores.

De acuerdo con CNNEXPANSIÓN, el 30% de los mexicanos equivoca su carrera y el 65% de los profesionistas en México no labora en el área que estudió; son datos impactantes, ya que podría ser un indicador de que la mayoría no ha encontrado la pasión que debe sentir por lo que hace. Muchas veces entramos a la universidad sin estar 100% seguros de lo que queremos, sin embargo, cuando vamos aterrizando en lo que verdaderamente es nuestra carrera, encontramos la pasión necesaria para seguir adelante, o por el contrario, nos damos cuanta de que estamos en el sitio equivocado.

Tengamos siempre presente que somos los forjadores de nuestro propio destino, que lo que realicemos hoy repercutirá en nuestro futuro. Es cierto que el tiempo es oro, pero nada es una pérdida de tiempo, de cada acción que realizamos tenemos una enseñanza y quizá un cambio de carrera represente dar un “plus” en todos los ámbitos en que nos desarrollamos pero más vale un cambio a tempo que ser esclavos de la vida misma.

martes, 3 de febrero de 2015

Tesoros

La democracia en México no ha sido un texto en la historia nacional. Más que un proyecto consumado, ha sido una aspiración. El país ha vivido en dos siglos de historia independiente grandes y determinantes episodios democráticos como lo son el movimiento de Independencia y la Revolución Mexicana.
México vive hoy problemas sociales fuertes, reformas estructurales postergadas en su momento y queriendo implementarse todas a la vez. Los problemas parecen inmensos y las posibilidades de superarlos escasas.
Pese a esto, en un complejo proceso de avances y retrocesos, el país ha podido ir construyendo instituciones sólidas y una estructura legal que ha mantenido a flote nuestra democracia.
México llegó al año 2010 en momentos de enorme complejidad. En su doble aniversario de la Independencia de la nación pero también de la Revolución existen y siguen existiendo hoy, a inicios de 2015, compromisos que no han podido concretarse.
Ante esta realidad observable por la mayoría de los mexicanos, es que me atrevo a citar a Fernando Vázquez Rigada quien en su libro Las palabras de Casandra. Historia del futuro del Estado Mexicano  (2011) expresa:
“La construcción de una sociedad decente y civilizada pasa por generarle capacidades de adaptación a los retos de la globalidad y a la resolución conjunta y sistemática de urgencias nacionales. Para lograrlo debemos determinar los alcances del nuevo tiempo mexicano: el del futuro. Debemos hacerlo bajo un esfuerzo de imaginación y de consenso, que desemboque en la construcción de un nuevo contrato social”.  
Analizando estas palabras, podemos decir entonces, que resulta necesario tomar en cuenta nuestras raíces, nuestra historia y los valores que tenemos como pueblo mexicano para construir un futuro más alentador, un nuevo nacionalismo que nos comprometa, por no decir que nos obligue con nuestra querida patria.
El nacionalismo entendido como sentido de pertenencia a una nación, a un país  que hoy más que nunca necesita de ciudadanos identificados y comprometidos con las instituciones que tanto ha costado consolidar en el país.
Ciudadanos que podamos asumir la responsabilidad de ejercer nuestros derechos y a la vez cumplir con los deberes que la democracia demanda. ¿Estamos preparados para ello?